La Fuerza de las Ideas y el Arte
Hablar de personas “ajenas al arte” es algo incongruente y daría para un largo razonamiento, que no es el que me ocupa hoy. Con este calificativo quiero referirme a aquellas personas que mostrando un nulo o escaso interés por esta dimensión esencialmente humana, se escandalizan o se animan a opinar y criticar sobre alguna obra de arte, cuando en ausencia de una complejidad o destreza técnica, banalizan con: “esto lo podría hacer un niño”, obviando los distintos niveles en los que tienen de acceso las obras de arte.
No quiero ser exhaustivo y tampoco es el momento de argumentar las diferencias que separan al artesano del artista y a su obra de artesanía con la obra de arte, aunque sería fundamental para el fondo de esta cuestión.
Quiero hacer notar de forma previa, dos conceptos que habitualmente solemos confundir, “arte” y “mercado de arte”, que aun pudiendo parecer lo mismo cuando comparten personas, discursos y espacios, realmente no lo son. El primero sigue una lógica de expresión y pensamiento, y el segundo de intercambio, de oferta y demanda.
También puntualizar que hablo desde la IDEA de arte actual, presente, contemporáneo; sabiendo que el arte no es algo estático, esta IDEA ha ido, cambiando, evolucionado, transformándose a lo largo de la historia.
Nos hacía ver Ortega y Gasset que el arte, cuando es grande, no solo emociona, también se piensa. A lo largo de la historia todas las grandes civilizaciones han coincidido en utilizar los símbolos, imágenes y metáforas, como la forma más eficaz de trasmitir una IDEA, esto reafirma el planteamiento que existen formas mucho más eficaces que el “discurso literal” para trasmitir un concepto. El arte, en su forma más elevada, ha sido siempre un lenguaje privilegiado, atemporal y universal, para trasmitir esas IDEAS de forma bella y poética, de ahí nace su fuerza.
Pongamos un símil para aclarar este asunto. Si yo soy del “atléti” encontrándome solo, en un bar remoto en cualquier rincón perdido del mundo; si de repente viese entrar a alguien con una camiseta del atléti; no nos haría falta hablar, nos une algo intangible, pero muy poderoso, hay una conexión instantánea que va más allá de lo verbal, nos hermana la fuerza simbólica de esa camiseta, nos une la fuerza de la IDEA que representa. Esta es, en mi opinión, lo que representa la auténtica IDEA de arte, un vínculo silencioso, pero muy profundo, nacido de una IDEA que compartimos.
Veamos por ejemplo estos dos botijos:
¿Qué los diferencia? ¿Por qué la diferencia en su valor económico?
El primero es un botijo común, una obra artesanal, fabricada para una utilidad específica. El segundo no es un botijo, es una obra de arte, ¿escultura? ¿arte aplicada? y se fabrica para representar una IDEA, como decía Ortega: “para ser pensado”.
El primero se compra para llenarlo de agua y beber de él cuando se requiera. El segundo se adquiere como elemento ornamental y/o decorativo, pero, y aquí reside el quid de la cuestión, sobre todo porque representa una IDEA que conecta con un lugar, una historia. Una persona lo instala es su casa no para beber de él, sino como manifiesto de esa IDEA que comparte y le representa. La jerarquía, el interés, la categoría del segundo botijo no está en su valor como objeto, en la calidad de su barro, o sus colores; su verdadero valor reside en la fuerza de su IDEA y su capacidad para trasmitirla y su capacidad de compartir esa experiencia.
Las IDEAS cuando son representadas de una forma bella y poética a través del arte, adquieren una fuerza capaz de traspasar fronteras y culturas y como decía la película “atravesar océanos de tiempo.”
Giordano Raigada. (Fotógrafo de las Ideas)
